Don Julián recibió hoy un cariñoso, y sorpresivo para él, homenaje de las personas que prestan servicio en la Curia Diocesana, con motivo de su reciente vigésimo octavo aniversario de ordenación episcopal y del próximo vigésimo quinto aniversario como arzobispo titular de la Archidiócesis compostelana. El encuentro se celebró en las propias dependencias de la Curia, aprovechando un descanso en la reunión de trabajo que mantenía el Consejo Episcopal con el arzobispo al frente.
El acto de reconocimiento se inició con unas palabras dedicadas al arzobispo por parte del Vicario General, don Víctor Maroño, quien le felicitó en nombre de todos los asistentes. Don Víctor resaltó en su intervención “la dedicación y fidelidad” de Don Julián a la Iglesia que peregrina en Compostela. Además, realizó un recorrido por la biografía personal, académica y pastoral de monseñor Barrio, aludiendo a varios recuerdos personales.
Por su parte, el arzobispo, quien no ocultó su sorpresa por la iniciativa, manifestó su gratitud por el trabajo desempeñado por todo el personal, a quien calificó como “verdadera familia”. Don Julián tuvo palabras de reconocimiento para todas las personas que colaboran en la Curia y aseguró “haber aprendido mucho de todos”. Monseñor Barrio, a quien en algún momento se pudo apreciar emocionado, comentó que toda la labor de estos veintiocho años no habría sido posible sin la aportación de los sacerdotes, religiosos y laicos que ejercen tareas en el Arzobispado.
El arzobispo, que cumplirá el 25 de febrero sus veinticinco años al frente de la Archidiócesis, dio gracias al Señor por “la misericordia que ha tenido conmigo” y por haber podido pastorear la Iglesia que custodia el sepulcro del Apóstol Santiago. “Mi único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia”, recordó Don Julián citando a San Bernardo.
En un clima de confianza, el arzobispo indicó que nunca hubiera imaginado ser arzobispo de Santiago de Compostela, “algo que últimamente me preguntan en varias entrevistas”, apuntó con humor. Don Julián, quien reconoció hablar desde la cordialidad, desde el corazón, pidió a todos que rezaran por él, “como yo lo hago por todos y cada uno de ustedes”.