- El arzobispo confirmó a 62 jóvenes en la Catedral Compostelana.
- Mons. Francisco invitó a los confirmandos a ser verdaderos artesanos: «poned arte, vida, corazón en lo que hagáis, con autenticidad, con verdad, con coherencia».
Hoy domingo 19 de mayo, Solemnidad de Pentecostés, la Iglesia conmemora la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. Cincuenta días después de la Pascua, terminando así este tiempo litúrgico.
En este contexto, la Catedral de Santiago de Compostela acogió la celebración del Sacramento de la Confirmación de 62 jóvenes de las diversas parroquias de la Diócesis, Centros, Colegios Mayores: Parroquia de Santiago de Padrón, de Santa María Salomé de Santiago, de San Pedro de Bugallido de Ames, de San Antolín de Baíñas de Vimianzo, de San Benito del Campo, de San Caetano, de Santa María de Figueiras, de Santa Marta en la Chaupana, así como de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Santiago, de la Escuela Familia Agraria EFA El Piñeiral de Arzúa, del Monasterio de las Religiosas Benedictinas de San Pelayo de Antealtares de Santiago, del Colegio Mayor Arosa de Santiago, del Colegio Mayor La Estila de Santiago, de la Residencia Universitaria Cristo Rey de Santiago, y de la Pastoral Universitaria.
La celebración estuvo presidida por el arzobispo compostelano, monseñor Francisco Prieto Fernández, acompañado del Vicario de Pastoral, Javier Porro; del delegado de Pastoral juvenil, Javier García; del delegado de Pastoral Universitaria, Ricardo Sanjurjo; del delegado de Catequesis, Miguel López Varela; así como de sacerdotes diocesanos, de miembros del Cabildo, del Deán José Fernández Lago, miembros de vida consagrada y laicos.
En la homilía, el arzobispo dijo a los confirmandos que en el Sacramento que iban a recibir culmina un camino de iniciación cristiana, recibiendo por parte de Dios, ese don del Espíritu. Por eso, les les pidió que abran su vida: “cada sacramento celebrado es un don, un regalo que Dios os hace. Abrir las puertas de vuestra vida para acogerlo y para recibirlo”
Mons. Prieto destacó el camino de santidad como un camino de felicidad, un camino de gozo, un camino de una vida entregada: “es todo lo contrario a la vida cómoda, egoísmo indiferente, es el camino de saber que Dios a vosotros los que os vais a confirmar y a todos nosotros nos convoca una vez más y nos llama a ir a proclamar como discípulos y como testigos”.
En este sentido invitó a a los presentes a que, como un don del espíritu, “pronunciemos un nuevo lenguaje (…), proclamemos el lenguaje de la paz”. Y añadió: “algunos toman caminos de injusticia, pronunciemos los caminos que conducen a la justicia y a la solidaridad. Algunos pronuncian palabras que son mentiras, que polarizan y distancia, que nos enfrentan, proclamad la verdad, la de Cristo, Salvador de todos los hombres (…). Ese es el lenguaje nuevo que tenéis, los que vais a confirmar, que todos nosotros tenemos que pronunciar en ese gesto donde la vida transformada por el Espíritu recibe el don de la paz”.
El arzobispo también invitó a los confirmandos a no ser solo artífices, sino artesanos: “sed verdaderos artesanos: poned arte, vida, corazón en lo que hagáis, con autenticidad, con verdad, con coherencia (…). Sed artesanos, alma, corazón y vida en lo que hagáis”.
D. Francisco les indicó que la vida no es una fotocopia, no es una imagen repetida: “cada uno somos una biografía en el corazón de Dios. Vosotros también, seguid escribiendo, aunque a veces los renglones de la vida salgan un poco torcidos, ese nuevo lenguaje que Dios quiere poner en vuestro corazón. Merece la pena”.
Finalmente, el arzobispo pidió a los jóvenes vivir con autenticidad “la llamada que Dios os hace y nos hace a ser testigos auténticos del Evangelio (…). No estéis ante la vida como meros espectadores, sed actores (…). Tomaros la vida en primera persona como un don que Dios os hace, vida y libertad, pero para hacerlo misión tarea compromiso, ungidos por el Espíritu del Señor”.