- Cee acoge la Pascua del Enfermo en el marco del Jubileo de la Esperanza.
- La jornada incluyó Eucaristía, unción de enfermos, una visita pastoral al hospital y una obra artística como símbolo de fe y consuelo.
- El arzobispo Francisco Prieto destaca la labor del personal sanitario y la importancia de cuidar el alma del enfermo, no solo su cuerpo.
- Mons. Francisco Prieto afirma que cuidando al enfermo, es Cristo quien cuida, y en el enfermo, es a Cristo a quien cuidamos
La Archidiócesis de Santiago de Compostela celebró el domingo 25 de mayo la Pascua del Enfermo 2025 en el Santuario de Nuestra Señora da Xunqueira, en Cee. En el contexto del VI Domingo de Pascua y dentro del Jubileo de la Esperanza promovido por la Iglesia universal, la jornada se desarrolló bajo el lema “En esperanza fuimos salvados”. El propósito es destacar la importancia de los enfermos y quienes los cuidan, reconociendo su dignidad y la necesidad de un acompañamiento tanto espiritual como humano.
Esta celebración formó parte de una iniciativa conjunta de las cinco diócesis gallegas, que conmemoraron la Santa Misa simultáneamente en destacados santuarios marianos, cada una presidida por su respectivo obispo. En el caso de la Archidiócesis compostelana, Cee fue la localidad elegida, congregando a cientos de fieles, voluntarios de la pastoral de la salud y representantes del ámbito sanitario.
Las actividades comenzaron a las 12:00 del mediodía con la acogida de los participantes, seguida por un almuerzo comunitario a las 14:30 horas en el Pabellón de Deportes. Para garantizar la asistencia desde todos los puntos de la Archidiócesis, la Delegación Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral organizó autobuses desde cada vicaría.
A las 17:00 horas, el arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto Fernández, realizó una visita institucional al Hospital Comarcal Virxe da Xunqueira de Cee, donde fue recibido por la directora del centro, Carmen Otero, y por la alcaldesa de la localidad, Margarita Lamela.
Carmen Otero agradeció la visita del arzobispo y expresó su reconocimiento por la donación de un cuadro al hospital. Además, resaltó la importancia de la iniciativa del papa León XIV para mediar en los conflictos bélicos que afectan a millones de personas.
Por su parte, Margarita Lamela, destacó la importancia del Hospital en la atención sanitaria de la comarca de A Costa da Morte, recordando sus 25 años de historia y su impacto en el desarrollo del sector sanitario y servicios auxiliares. Expresó su agradecimiento a la Archidiócesis de Santiago por elegir el santuario de Nuestra Señora da Xunqueira para la celebración de la Pascua del Enfermo.
Monseñor Francisco Prieto destacó que un hospital no es solo un centro de salud, sino también un hogar y una familia para quienes atraviesan momentos de fragilidad. Subrayó que acercarse a los enfermos es un acto de humanidad y solidaridad, resaltando la labor de los profesionales sanitarios y el esfuerzo diario que hacen para garantizar atención y curación.
Asimismo, puso en valor el impacto del trabajo conjunto entre la sociedad y la Iglesia en el cuidado de los enfermos, señalando que el apoyo espiritual también es un componente esencial. En este sentido, expresó que tiene sentido caminar y vivir en la esperanza, reflejando la importancia de mantenerse acompañado en los momentos difíciles.
El arzobispo también agradeció el esfuerzo de todas las personas involucradas en el funcionamiento del hospital, desde los médicos y especialistas hasta quienes se encargan de la limpieza y logística. Además, instó a la comunidad a seguir trabajando en la mejora del sistema sanitario y a valorar la atención médica como un pilar fundamental de la sociedad.
Un gesto artístico de esperanza
Durante esta visita, el arzobispo bendijo una obra de arte donada al hospital, realizada por Carmen Bernal. El cuadro, ubicado en la capilla del centro sanitario, fue descrito por el párroco Desiré Kouakou, como una obra que refleja la doble dimensión de la existencia humana: la espiritual y la terrenal, representando la conexión entre el sufrimiento, la esperanza y la fe.
Según Kouakou, la escena terrenal se centra en una cama de hospital con un niño, que simboliza la vulnerabilidad de los enfermos y su necesidad de cuidado. Junto a él, el arzobispo se muestra próximo, transmitiendo calidez y apoyo a los enfermos, reflejando el papel de la Iglesia en la atención espiritual de los enfermos. La figura femenina de rodillas representa a los acompañantes y familiares, mientras que las dos personas con bata blanca encarnan el compromiso del personal sanitario.
En la parte superior del cuadro, Nuestra Señora da Xunqueira desciende para socorrer a quienes sufren, reafirmando la idea de protección y amparo divino. En la otra mitad de la pintura, una barca simboliza el primer llamado de Jesús a sus discípulos, entre ellos el apóstol Santiago, quien se muestra de rodillas ante el Maestro. Kouakou destacó que esta escena evoca la misión de la Iglesia de «ser pescadores de hombres», ayudando a rescatar y acompañar a quienes padecen enfermedad y dolor.
El cuadro también incluye una azucena, símbolo de esperanza, reforzando el mensaje central de la obra: la fe y el amor pueden ser fuente de alivio y fortaleza en los momentos de dificultad. Con esta interpretación, el párroco de Cee destacó la importancia de la espiritualidad como apoyo fundamental en el proceso de sanación y en la vida de quienes atraviesan situaciones de fragilidad.
Antes de la celebración eucarística, el arzobispo realizó una visita pastoral a los enfermos hospitalizados, llevándoles palabras de ánimo y esperanza.
Celebración de la Eucaristía y unción de enfermos
A las 18:00 horas se celebró la Santa Misa en la iglesia parroquial de Cee, presidida por el arzobispo de Santiago y concelebrada por el vicario episcopal de Santiago Juan González-redondo, por el párroco Desiré Kouakou y por varios sacerdotes. A la celebración acudieron enfermos, cuidadores y numerosos fieles, junto con la presencia del delegado diocesano para el Desarrollo Humano Integral, José Ramón Amor Pan.
Durante la Eucaristía se administró el sacramento de la unción de los enfermos a numerosos fieles, visibilizando la dimensión comunitaria del acompañamiento a quienes sufren.
El amor como esencia de la vida cristiana
En la homilía, monseñor Prieto Fernández señaló la importancia del amor como eje fundamental de la existencia. Recordó que el Evangelio invita a vivir desde la autenticidad humana y cristiana, colocando a las personas ante una opción de vida que no es impuesta, sino libremente aceptada.
El prelado subrayó que el amor no es un concepto abstracto ni una emoción pasajera, sino la clave que da sentido a cada vínculo y decisión. En este sentido, afirmó que Jesús llama a vivir desde un amor verdadero, el mismo que define la naturaleza divina: “No se trata de un amor cualquiera, sino de aquel que es entrega incondicional y permanente, un amor que nos sostiene en los momentos más difíciles”.
El enfermo, reflejo de Cristo en la fragilidad humana
Uno de los aspectos centrales de la homilía fue la reflexión sobre la enfermedad y el sufrimiento, haciendo hincapié en la necesidad de cuidar y acompañar al enfermo. Monseñor Prieto Fernández compartió su experiencia al visitar a los pacientes del hospital comarcal de Cee, destacando que en cada cama de hospital hay una historia de dolor, fragilidad y esperanza: “En cada uno de ellos hay una historia de fragilidad, de debilidad. Y en esa cama de hospital están o podemos estar cualquiera, quizás como enfermos, quizás como familia, quizás como amigos, pero esa realidad forma parte de nuestra vida”.
El arzobispo agradeció la labor de los profesionales sanitarios, resaltando su esfuerzo para garantizar el bienestar de los pacientes. Sin embargo, enfatizó que el trato hacia los enfermos debe ir más allá de la atención médica, incluyendo el cariño y la cercanía. “Porque cuidando al enfermo, es Cristo quien lo cuida y en el enfermo, es Cristo quien es cuidado”, afirmó, vinculando el acto de cuidar a los enfermos con una dimensión profundamente espiritual.
La esperanza como respuesta ante la adversidad
El prelado también reflexionó sobre la esperanza como motor de la vida cristiana, recordando que solo quien ama puede mantener la fe en los momentos difíciles. En su mensaje, hizo referencia a la Carta a los Romanos, donde se habla de una esperanza que nunca defrauda. Así, explicó que la verdadera esperanza no radica en obtener resultados inmediatos, sino en saber que todo lo vivido tiene sentido.
Además, vinculó este mensaje con el Año Jubilar 2025, destacando la invitación del papa Francisco a vivir como peregrinos en la esperanza. “Solamente se puede esperar si antes también sabemos amar”, afirmó, alentando a los fieles a mantenerse firmes en la fe. La esperanza, dijo, no es una ilusión vacía, sino una certeza arraigada en la confianza de que Dios nos acompaña en cada momento.
La pastoral de la salud, misión de toda la comunidad
El arzobispo reconoció el papel de la pastoral de la salud, que se encarga de acompañar humana y espiritualmente a los enfermos en hospitales y parroquias. En esta línea, agradeció la dedicación de voluntarios, capellanes y sacerdotes que trabajan en esta misión y recordó que esta tarea no pertenece únicamente a ellos, sino a toda la comunidad cristiana. “La pastoral de la salud es una tarea de todos”, afirmó, llamando a los fieles a ser testigos del evangelio desde el cuidado y la cercanía con quienes padecen enfermedad.
@archicompostela La Archidiócesis de Santiago de Compostela celebró el domingo 25 de mayo la Pascua del Enfermo 2025 en el Santuario de Nuestra Señora da Xunqueira, en Cee. En el contexto del VI Domingo de Pascua y dentro del Jubileo de la Esperanza promovido por la Iglesia universal, la jornada se desarrolló bajo el lema “En esperanza fuimos salvados”. La Eucaristía se celebró en la iglesia parroquial de Cee, presidida por el arzobispo de Santiago, mons. Francisco José Prieto Fernández. #archicompostela #monsfranciscoprieto #jubileo2025 #pastoraldelenfermo
El arzobispo también destacó que el acompañamiento a los enfermos no se limita a la asistencia médica, sino que es un acto de amor y solidaridad que fortalece a quienes lo reciben y también a quienes lo ofrecen. En este sentido, instó a la comunidad a cuidar a los enfermos y a quienes los atienden, promoviendo una cultura del cuidado basada en el amor cristiano.
Unción de los enfermos: un sacramento de vida
Antes de concluir, monseñor Prieto Fernández explicó el significado del sacramento de la unción de los enfermos, que se celebró durante la Eucaristía. Destacó que se trata de un sacramento para la vida, cuyo propósito es fortalecer al enfermo y pedir por su recuperación: “es sacramento para la vida, para fortalecer la enfermedad y recuperar la salud, si eso es voluntad de Dios”.
Asimismo, señaló que este sacramento no solo está dirigido a los enfermos, sino también a quienes los cuidan y los acompañan. A través de la unción, explicó, Dios ofrece fortaleza a quienes atraviesan momentos de fragilidad: “Hemos de cuidar al enfermo. Hemos de cuidar a los cuidadores, hemos de cuidarnos entre nosotros”.
El arzobispo finalizó su homilía con una invitación a confiar en el amor inagotable de Dios, poniendo en manos de la Virgen de la Xunqueira la intercesión por los enfermos y sus familias: “Permitidme que hoy le digamos también Madre de los Enfermos, Madre de la Salud”.
La jornada culminó con la bendición de los enfermos, seguida de un momento de convivencia entre los asistentes, en el que se reafirmó el significado del amor y la esperanza como bases esenciales para afrontar la enfermedad y el dolor con fe.