La Catedral de Santiago acogió este Viernes Santo la ceremonia litúrgica de la Pasión del Señor presidida por el arzobispo, monseñor Julián Barrio. Tras la lectura de la Pasión, en la homilía, el arzobispo dijo que este era un día para vivir en ayuno, silencio y soledad. Monseñor Barrio señaló que «en este Viernes Santo se nos invita a contemplar la cruz y desde ella contrastar los planes de Dios con los nuestros. La cruz no es un fracaso sino una victoria chocante. Vivir la muerte de Jesús conlleva vivir la muerte desde la fe que nos aporta esperanza y sosiego».
«No podemos hacer nada por el Jesús agonizante de entonces», comentó D. Julián, «pero podemos hacer algo por el Jesús que agoniza hoy en tantas situaciones inhumanas que padece el hombre. Sin la Cruz de Cristo sería difícil convencernos del amor de Dios».