El «hágase» de María, una llamada a la entrega, sencillez, fraternidad y esperanza

  • Betanzos acogió la Jornada Diocesana de Jóvenes y la Vigilia de la Inmaculada bajo el lema “María, peregrina de la esperanza”.
  • El arzobispo destacó varias virtudes en la figura de María: la entrega total a la voluntad de Dios, la sencillez y humildad, la compasión y cercanía, la acogida y escucha, y la esperanza inquebrantable.

El pasado viernes 6 de diciembre, Betanzos fue el escenario de la Jornada Diocesana de Jóvenes y de la Vigilia de la Inmaculada, una oportunidad única para que los jóvenes se reunieran bajo el lema “María, peregrina de la esperanza” y vivieran un día lleno de experiencias, convivencias, aprendizajes y celebraciones.

La jornada comenzó a las 11:00hs en el Atrio de Santo Domingo, donde se dio la bienvenida a los participantes. Posteriormente, se llevaron a cabo diversos talleres temáticos diseñados para ofrecer una amplia gama de vivencias y conocimientos.

Entre los talleres destacaron: “Los abuelos cuentan”, en el que las Hermanitas de los Ancianos Desamparados compartieron su trabajo en la residencia, con testimonios de monjas y residentes; “Siguiendo el legado de San Benito Menni”, con las Hermanas Hospitalarias que abrieron las puertas de su centro para personas con discapacidad intelectual; y “El amor en acción”, que exploró el funcionamiento de una Cáritas parroquial a través de diferentes proyectos.

Otros talleres de interés incluyeron “Nadie solo. Familia aberta”, un proyecto del padre Lista para combatir la soledad de los vecinos; “Busca tu camino”, un dinámico taller sobre la figura del venerable Baltasar Pardal; “EvangelizARTE”, donde el grupo de evangelización Impact enseñó a hablar de Jesús a través de dones personales; “Para quién soy yo”, dirigido por seminaristas del Seminario Interdiocesano Santiago Apóstol; “Los anhelos del corazón”, presentado por jóvenes de la diócesis de Terrasa; y “Nuevas maneras de rezar”, en el que jóvenes de Terrasa mostraron formas innovadoras de oración.

Después de la pausa para comer, la jornada continuó con un magazine de actividades variadas para los jóvenes. A las 18:00hs, se ofreció una merienda antes de la Fiesta del Perdón, que tuvo lugar a las 19:00h, proporcionando un espacio para la reconciliación y el perdón. Aquí, el arzobispo de Santiago, Mons. Francisco Prieto, ofreció una profunda reflexión centrada en la importancia de dejarse mirar por Dios, agradecer lo que somos y compartir la alegría del perdón: «Dejar que Dios nos mire sin vergüenza y sin pudor en el centro mismo de nuestro corazón».

Mons. Prieto también invitó a los jóvenes a un profundo agradecimiento por el don de la vida, recordó que cada uno de nosotros es único e irrepetible y que la vida se enriquece con los rostros de quienes nos rodean: «Ahí tienes el acontecimiento de Dios en tu vida, en cada persona y en cada vivencia», afirmó.

Finalmente, el arzobispo animó a los fieles a compartir la alegría del perdón, celebrando la reconciliación que Dios nos ofrece: «Celebrar el perdón es celebrar que el Padre, Aquel que nos espera […] está deseando abrazarnos», aseguró. Concluyó su mensaje con una invitación a acercarnos a Dios con la transparencia y sencillez de María.

La jornada culminó con una procesión y una Eucaristía a las 21:00hs en la iglesia de Santo Domingo, presidida por mons. Francisco Prieto y acompañado por el arzobispo emérito mons. Julián Barrio, así como por varios delegados diocesanos y por otros sacerdotes.

El ‘hágase’ de María es el de cada uno de nosotros. Es estar aquí hoy, en esta noche, en este Betanzos que nos ha acogido y se ha convertido en casa de todos, en casa de María». Con estas palabras inició la homilía mons, Francisco Prieto, subrayando el sentido de acogida y pertenencia que María simboliza para todos los fieles.

En su mensaje, el Arzobispo agradeció la presencia y la dedicación de los sacerdotes, catequistas y profesorado que, día a día, acompañan y guían a la comunidad en su camino espiritual. «Gracias por ser esa presencia que acompaña, que guía y que se hace presente», expresó.

Mons. Prieto reflexionó sobre la importancia de la respuesta de María ante la llamada de Dios, enfatizando cómo “su ‘sí’ resuena en cada uno de nosotros. Frente a tantos ‘no’, frente a tantas excusas, frente a tantas justificaciones, María pronunció un ‘sí’ definitivo», señaló, destacando la valentía y la fe de María como ejemplo a seguir.

Invitó a todos los jóvenes a reflexionar sobre la pregunta «¿Dónde estás?», un interrogante que Dios hace a cada persona, recordando la importancia de estar presentes y acompañarse mutuamente: «¿Estamos para acompañarnos, para querernos, para cuidarnos, para abrir caminos de esperanza?», preguntó, interpelando a todos a ser verdaderos peregrinos de camino en la fe y en la vida.

El Arzobispo también habló de la llamada a la alegría y la esperanza, evocando las palabras del ángel a María: «Alégrate». Así, animó a los jóvenes a compartir la vida y la libertad que Dios les ha dado y a celebrar la fraternidad que nace de la maternidad de María: «Que nadie nos arrebate nunca esa esperanza que Jesús pone en el corazón y en la vida de cada uno de nosotros».

Mons. Prieto destacó también la humildad y sencillez de María, una joven de Nazaret que, con su «hágase», abrió las puertas a la realización de las profecías y esperanzas de todo un pueblo: «José, María, pueden ser el nombre de cada uno de nosotros y de vosotros», agregó, recordando que todos están llamados a responder a Dios desde la vida diaria.

Finalmente, el Arzobispo invitó a los jóvenes a seguir el ejemplo de María, escuchando, acogiendo y pronunciando su propio «hágase»: «Escuchad, acoged, pronunciad, poneos en camino. Llegad hasta el pie de la cruz y albergad una esperanza que nadie os puede arrebatar», afirmó, llamando a todos a vivir su fe con alegría y compromiso.

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