Entrevista a monseñor Francisco José Prieto con motivo de la XIII Conferencia Internacional de Catedrales Europeas

  • El Arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Francisco José Prieto, ha participado en la XIII Conferencia Internacional de Catedrales Europeas: Patrimonio Universal, Bienes de Interés Cultural, celebrada en Córdoba los días 27 y 28 de Noviembre. En esta entrevista presenta el modelo de gestión de un bien cultural de la Iglesia visitado cada año por millones de persona por representar el lugar de peregrinación de toda la cristiandad. Del diálogo entre catedrales europeas y todas las que son patrimonio de la humanidad en España ha surgido estos días estrategias de conservación y protección al servicio de todos

¿Qué recursos pone la Catedral de Santiago en servicio para garantizar las visitas turísticas, la celebración de la liturgia y la llegada numerosa de peregrinos?

La Catedral de Santiago, como es bien sabido, es un templo de peregrinación que abre sus puertas a las 7:15 y las cierra a las 21:00 hs. La basílica es de acceso libre, gratuito y abierto, a ella se acercan peregrinos, fieles y visitantes. El criterio de precedencia lo marca el orden de llegada, sin otro título y sin necesidad de gestionar ningún tipo de entrada: prior tempore potior iure.

Modelo que exige disponer de un completo servicio de seguridad privada y un riguroso control de aforo. En efecto, una vez se detecta que en las naves se ha alcanzado el número de personas que determina el aforo se impide el acceso; lógicamente, la capacidad de acogida dependerá de si los presentes están en movimiento u ocupan sus lugares para asistir a las celebraciones litúrgicas.

Todas las misas que se celebran en la Capilla Mayor lo son del Peregrino. Media hora antes de que comiencen se procede a informar a quienes se encuentran en la Catedral que deben abandonarlo o, si desean asistir a la celebración, ocupar su lugar. De nuevo, hasta completar aforo. Una vez alcanzado no se podrá acceder al templo hasta una vez evacuada la asamblea.

Los peregrinos reciben atención y acogida, con la entrega de la Compostela en su caso, en el Centro Internacional de Acogida al Peregrino; las nuevas tecnologías han permitido agilizar ese proceso de forma notable y muy satisfactoria. En dicho Centro los peregrinos cuentan con voluntarios que les acogen en distintas lenguas y les informan de las celebraciones, en su lengua nativa, que se ofrecen en distintas iglesias de la ciudad. Igualmente, se les ofrece acompañamiento, participación en vigilias de oración y espacios para compartir.

Cuando se reciben peregrinaciones programadas muy numerosas se arbitran alternativas para que puedan celebrar en otro lugar si no es posible hacerlo en la Catedral. También se procura, de modo excepcional, algún modelo de visita a la tumba apostólica en la noche.

En nuestra Catedral se celebran todos los días cuatro misas en la Capilla Mayor, pudiendo afirmar que el nivel de silencio, participación y respeto es notable.

¿Los bienes religiosos de interés cultural que mantienen viva su actividad litúrgica garantizan de ese modo su conservación?

Desde el comienzo de los trabajos de restauración del Pórtico de la Gloria (2006) se han instalado en la basílica distintos sistemas que permiten monitorizar todos los valores relevantes en orden a la conservación del monumento.

Tenemos, además, la experiencia de haber registrado datos en las diferentes situaciones y circunstancias que se vivieron en la Catedral en las distintas fases de restauración. El análisis de todo ese material nos permite afirmar que la presencia de personas en la basílica, con los criterios de aforo asumidos, no ponen en riesgo el templo. Advertimos, ciertamente, que se originan desgastes o deterioros en el mobiliario (de nuevo diseño y construcción, que se repara o sustituye en esos casos) y alguna suciedad o depósitos de polvo en lugares determinados. Las labores de mantenimiento consiguen que de ello no resulten daños; en próximas fechas, por ejemplo, se procederá a la aspiración y limpieza semestral del baldaquino.

Todas las obras de conservación y restauración que se llevan a cabo obedecen a un único propósito: procurar que la Catedral, meta de peregrinos, siga mostrando la belleza de la fe y del arte como espacio celebrativo y de encuentro con el Misterio de Dios. Ese fue el motivo que la construyó y que la siga manteniendo viva con el paso de los siglos.

¿Reclamarían estos bienes alguna ayuda externa para proteger y custodiar su legado inmaterial?

Desde luego, de hecho, por ejemplo, el servicio de seguridad es posible financiarlo gracias a la colaboración generosa de la Xunta de Galicia. Entendemos que la implantación de algunos otros medios técnicos sería de gran ayuda.

¿Cómo debe ser ese diálogo con las instituciones?

El diálogo debe ser franco, fluido y bien ordenado institucionalmente. La experiencia que vivimos en la Catedral con ocasión de las grandes obras de restauración, a nuestro parecer, fue modélico y permitió una optimización de fondos públicos implicando a la Administración Central y Autonómica, con una importante participación en su gestión por parte de la Fundación Catedral de Santiago.

Modelo que hizo posible elaborar proyectos con rigor y participación de especialistas de las más variadas disciplinas y técnicas; contratar y seguir las obras sin la presión de plazos en exceso perentorios y permitiendo ajustar a la realidad real del ámbito de intervención los fondos que demandaba…

Con un seguimiento riguroso, no ya de la Administración competente, que realizó un desempeño ejemplar, también de los equipos de la Casa de la Fábrica que, como indico, se caracterizaban por la excelencia y la multidisciplinariedad.

¿Cómo cree que afecta al mantenimiento de los bienes religiosos de interés cultural la afluencia creciente de personas?

Sería simplista y, sin duda, poco riguroso, afirmar que la afluencia de visitantes no afecta al monumento. Pero, tal y como ya he advertido, el problema es tal si no se controlan los flujos, por el contrario, si se realizan con rigor técnico los seguimientos que demandan los usos y demás circunstancias relevantes (factores climáticos y otros), nuestra experiencia nos permite afirmar que los riesgos se minimizan al máximo.

Cada tres meses, además de la monitorización continua, se examina el estado del Pórtico de la Gloria desde la finalización de la restauración; en este tiempo no se ha percibido daños o alteraciones reseñables.

Naturalmente, esto supone que en no pocos días del año muchos peregrinos, fieles y visitantes no pueden acceder a la Catedral el día que lo pretenden. En este sentido convendrá insistir en la necesidad de una adecuada preparación de la visita a la ciudad.

En el contexto europeo, ¿cómo contempla usted el estado de conservación de la Catedral de Santiago y la gestión de sus usos?

Supuesto que el proceso de restauración de la Catedral y el edificio claustral no está concluido, por lo que no es posible afirmar que el estado del monumento es óptimo o bueno, me atrevo a describir nuestra situación como un proceso en el que se ha alcanzado un alto nivel de conocimiento del edificio construido, de su historia, evolución, patologías…, pero seguimos estudiando en colaboración con centros de investigación; también de sus necesidades, de los técnicos y técnicas adecuadas para afrontar casi todas las intervenciones; contamos con oficios rescatados que permiten acometer tareas aparentemente poco importantes con rigor; mantenemos como obligación la contemplación (ver intencionadamente) del monumento y cuanto contiene, en orden a intervenir con acciones que llamamos de restauración continuada.

Lamentamos no contar con un modelo de participación e implicación de las administraciones estatal y autonómica que, con nosotros, tal y como aconteció hace unos pocos años, nos permitió afrontar retos de calado.

En fin, no sé si el contexto europeo tiene como referencia modelos de restauración como el que ha tenido lugar con Nôtre Dame de París u otros similares. Por lo que a nosotros respecta, la gestión de usos, dicho con toda modestia, se está mostrando eficaz: la Catedral de acceso libre, gratuito y abierto pero adecuadamente regulado en cuanto a aforos; el Museo con sus distintas y variadas ofertas, con un área didáctica que se ocupa de las visitas de estudiantes; el Centro Internacional de Acogida al Peregrino con su misión específica (acogida, escucha, celebración…) que moviliza un importante número de voluntarios de distintos países.

 

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