D. Francisco acompaña el Santo Via Crucis en la cárcel de Teixeiro

Celebrar el Viernes Santo en la cárcel tiene una resonancia muy especial. Significa entrar en comunión con «el preso más famoso de la historia», unidos a nuestros hermanas y hermanos presos, Iglesia en la cárcel.

Desde su mismo origen, la Iglesia ha sufrido la cárcel y acompañado a los privados de libertad. Lucha por romper todas las cadenas, sean éstas la violencia o las adicciones, la exclusión social, las fronteras inhumanas o el prejuicio.

El vacío de Dios y la ausencia de esperanza. Hoy nos preside un signo poderoso: un instrumento salvaje de tortura convertido en un símbolo de amor. Desde la cárcel de Teixeiro, desde todas las prisiones, allí donde un ser humano sufre o se le niega su dignidad, hoy, Viernes Santo renace la esperanza.

J.G.R.

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