Celebración de la Traslación del Apóstol Santiago en la Catedral Compostelana

Esta mañana, el arzobispo de Santiago, Mons. Francisco José Prieto Fernández, presidió la tradicional fiesta de la Traslación del Apóstol Santiago, que se celebra cada 30 de diciembre en la Catedral compostelana. Esta tradición, instaurada por Felipe V en el año 1646, rememora la llegada de los restos del Apóstol a Galicia. Este año, la Ofrenda Nacional correspondió al presidente del Parlamento gallego, D. Miguel Santalices, quien actuó como Delegado Regio.

En su homilía, Mons. Prieto Fernández comenzó recordando las palabras de Jesús a Simón Pedro: “remar mar adentro y echar de nuevo las redes” (Lc 5,4), y cómo estas palabras inspiran confianza y esperanza en momentos de esfuerzo y agotamiento. El arzobispo invitó a los fieles a recordar con gratitud el pasado, vivir con pasión el presente y abrirse con confianza al futuro.

El prelado compostelano también destacó la apertura del Jubileo de la Esperanza, el Jubileo Romano de 2025, y animó a vivir con gratitud, donación y agradecimiento, reconociendo el legado de fe en Galicia: «El don de Dios a esta tierra gallega ha sido derramado generosamente en una fe que ha sido vivida con fruto en cada momento de la historia».

Mons. Prieto Fernández hizo un llamada a vivir con pasión el presente como tiempo de oportunidad y gracia, invitando a la renovación espiritual y a la transformación del mundo para hacer de este un verdadero tiempo jubilar. También exhortó a una renovada confianza en el futuro, con un optimismo confiado en Cristo, recordando las palabras de San Juan Pablo II: “No será una fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la certeza que ella nos infunde.”

El arzobispo habló de la vocación de extender la esperanza en el corazón de la humanidad, una esperanza que lleva el nombre de Cristo y no defrauda: «Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien,» citando al Papa Francisco. Destacó que la esperanza cristiana no cede ante las dificultades y se funda en la fe y se nutre de la caridad.

Además, Mons. Prieto hizo un llamada a alzar la voz en defensa de quienes sufren graves injusticias, víctimas de guerras, trata de personas, violencia y falta de trabajo digno. Abogó por la acogida e integración de migrantes y refugiados desde la legalidad y la fraternidad, condenando su uso como arma política. También expresó su solidaridad con los afectados por la Dana que hace dos meses devastó tantos pueblos y vidas, destacando además las dificultades de acceso a la vivienda que enfrentan jóvenes y familias, así como las heridas que las adicciones provocan, las cuales esclavizan la libertad y la dignidad de las personas.

En la conclusión de su homilía, el arzobispo pidió la intercesión del Apóstol Santiago para todos los habitantes de Galicia y España, especialmente las familias, y para aquellos que ejercen responsabilidades públicas, para que trabajen por el bien común y la justicia social. También pidió la bendición del Señor para el Rey Felipe VI y la Familia Real, así como para el presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, y sus colaboradores.

La celebración contó con la presencia de concelebrantes distinguidos, entre ellos el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Mons. Antonio María Rouco Varela; el cardenal arzobispo emérito de Buenos Aires, mons. Mario Aurelio Poli; el arzobispo emérito de Santiago de Compostela, mons. Julián Barrio; el arzobispo emérito de Tánger, mons. Santiago Agrelo Martínez; y el obispo de Ourense, mons. Leonardo Lemos Montanet.

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