- El arzobispo reúne en la Catedral a su presbiterio en una ceremonia en la que se honró a quienes han cumplido 25, 50 y 60 años como sacerdotes
- Mons. Prieto pidió a los sacerdotes descubrir que son convocados a ejercer un liderazgo que toma su raíz en la caridad pastoral
La fiesta de la memoria de San Juan de Ávila, patrono del clero español, ha sido hoy viernes, día 10 de mayo, la jornada elegida por la Archidiócesis de Santiago para homenajear a los 20 sacerdotes que este año conmemoran sus bodas de oro, plata y diamante ministeriales por sus 25, 50 y 60 años de servicio a la Iglesia compostelana. Esta tradicional cita es uno de los momentos fuertes de expresión de la comunión del arzobispo con su presbiterio.
La jornada se iniciaba a las 10:30 horas con una Meditación en la Capilla del Seminario Mayor. Posteriormente, ya a las 12:00 horas comenzaba una Eucaristía de acción de gracias en la Catedral compostelana presidida por mons. Francisco José Prieto Fernández, acompañado por el Vicario General, el de Pastoral y Territoriales, así como los miembros del Cabildo y un numeroso grupo de presbíteros.
En la homilía, mons. Prieto invitó a los sacerdotes dar gracias por el ministerio recibido: “que se convierte en servicio y entrega de la vida de cada uno nosotros, que se hace celebración, anuncio, acompañamiento de nuestros hermanos”. Y añadió: “es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo, qué hermosura poder acercar el Evangelio al corazón de los hombres, nuestros hermanos”.
El arzobispo agradeció, en nombre de la Iglesia diocesana, la entrega y generosidad de los que cumplen 25, 50 y 60 años de sacerdocio. Y destacó que “sólo cuando Cristo está en el centro de nuestras vidas, (…) es cuando nos damos cuenta que nos hacemos entonces servidores del Señor en los hermanos”.
En este sentido, mons. Prieto afirmó que evangelizar, no es tanto llenar espacios aunque sea una catedral, sino que es poner el Evangelio de Cristo en el corazón y en la vida de las personas.
“El Evangelio siempre es la buena noticia” destacó el prelado compostelano, “que no está sujeta a modas, ni está sujeta a la inmediatez ni mucho menos a polarizaciones que falsea la realidad”.
D. Francisco pidió a los sacerdotes descubrir que son convocados a ejercer un liderazgo que toma su raíz en la caridad pastoral: “un liderazgo que se alimenta en Aquel que es el único que nos precede, nos acompaña y siempre nos espera, Cristo el Buen Pastor”. Y añadió “un liderazgo que preside, pero preside sirviendo (…) acompañando”.
En esta línea, el arzobispo invitó a los sacerdotes a descubrir que su primer y fundamental vínculo con Cristo los lleva a vincularse en una fraternidad: “descubriremos (…) y construiremos entre todos una verdadera fraternidad sacerdotal en la que seamos capaz de desterrar etiquetas, prejuicios, os rumores que tantas veces nieblan y cubren con una niebla nuestro corazón sacerdotal”.
Mons. Prieto terminó su homilía dando gracias al Señor por la Iglesia que camina en Santiago de Compostela: “Quiero dar gracias por todos y por cada uno de vosotros en vuestro ministerio (…). Gracias por ese día a día en que acercáis el ministerio recibido al corazón de nuestra gente”.
Ordenados en 1964
Manuel Longa Pérez
Ezequiel Allut Leston
Jesús María Antelo Quintáns
Gelasio López Rodríguez
Eduardo Mallo Regueiro
Enrique Porto Rey
Manuel Quintáns Fernández
Manuel Rey Escariz
Manuel Silva Magariños
Ismael Velo Pensado
Andrés Álvarez Castiñeiras
Ordenados en 1974
Ramón Juan Romero Carril
Jorge Juan Gómez Gude
Manuel Ferreiro Méndez
José González González
Ordenados en 1999
Domingo A. Portela López
Manuel Ángel Blanco Vázquez
Román Millán Pardavila
José Manuel Recarey Añón
Desiré Kouakou Tanoh